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Jóvenes llevaron el ‘parkour’ a un rincón de los cerros


Los rollos, los saltos mortales y las piruetas que realizaban los hermanos Echeverry en el barrio Tihuaque, en el sur de la ciudad, cautivaron a más de 30 niños, niñas y adolescentes que a diario pasaban por una zona verde –hoy conocida como el parque de las llantas– cada vez que salían del colegio.

La escena era la misma. Los menores terminaban sus clases, y en horas de la tarde, al pasar por el antiguo potrero, encontraban a Brayan y a Yeison practicando parkour, una nueva tendencia deportiva.

Como cada vez más personas contemplaban sus jornadas, a los hermanos Echeverry se les ocurrió la idea de armar un club deportivo, para generar un acercamiento con los jóvenes que habitan uno de los últimos barrios al suroriente de la capital, que limita con su zona rural y que se ubica sobre terrenos montañosos y de clima frío.

Para ello fue clave conocer a otro grupo de jóvenes que realizaban actividades artísticas en la misma zona: La Olla Artística, conformada por Santiago González y Jéssica Mojica. Junto a ellos hicieron la primera convocatoria para dictar no solamente clases de parkour, sino de teatro y senderismo, con un colectivo que bautizaron Liberum Iter Parkour La Flora. “En la primera jornada llegaron entre 5 y 6 pelados de entre 11 y 17 años y poco a poco fue aumentando”, recordó Bryan.

Allí llegaron menores como Bryan Martínez, de 12 años, quien se define como hiperactivo. “Yo soy un poco cansón y comencé a entrenar y eso me ayudó mucho. Luego me descuidé en el colegio y mis papás me prohibieron volver si no me ponía las pilas. Entonces les prometí que iba a pasar en limpio para que me dejaran volver a entrenar, y así fue”, señaló el pequeño.

Edwin Quintero, de 13 años, cuenta un episodio similar. Su rendimiento académico era bajo, apenas comenzó el entrenamiento. “Perdí ocho materias, y mis papás me castigaron, pero recuperé por la motivación del deporte”, relató.

Bryan, el entrenador de 23 años, define el parkour como consciencia corporal. “Se trata de hacer cosas que estás seguro que puedes hacer, y de ir conociendo tu cuerpo”. Él llegó a vivir a Tihuaque hace 6 años, pero su práctica deportiva comenzó hace una década, mientras estaba en el colegio.

“Mis amigos comenzaron a entrenar viendo videos en internet. A mí no me no me gustaba, pero le fui cogiendo cariño, hasta que se convirtió en mi vida. Hoy hago todo en torno a este deporte y mi hermano menor (Yeison) también”.

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Parkour, el desafío a la urbe
La acogida

Tras conformar el grupo, hace más de un año, comenzaron los roces con algunos miembros de la comunidad. “La UPZ de La Flora, en donde están los barrios Villa Diana, Tihuaque, Los Soches, entre otros, tiene características rurales, calles angostas, pocos parques; entonces practicar parkour no es tan fácil como en otras zonas de Bogotá”, indicó Bryan. Por ello, usaban las fachadas de las casas, los andenes y otras zonas duras para practicar.

La gente se molestaba porque saltábamos frente a sus viviendas, pero con el tiempo comenzaron a decir que preferían vernos saltando que consumiendo”, contó.
La drogadicción juvenil es uno de los temas que preocupa en este rincón de Bogotá. Muestra de ello es el parque de las llantas, en donde hoy entrenan los jóvenes. “Esto era un lugar lleno de ‘chirris’, de drogadictos que se perdían en el vicio y la gente no cruzaba por aquí, porque lo podían robar a uno”, comentó Laura Hurtado, de 18 años, y una de las pocas mujeres que se le midió a la práctica del parkour.

Ella ha vivido siempre en este barrio, que está a unos 25 minutos en vehículo desde la avenida Primero de Mayo con carrera 10.ª y en donde solo cuentan con un parque, que comparten junto a los habitantes de otros cuatro barrios.

Por esto, adecuaron junto a los jóvenes de La Flora un potrero, en el que se reunían antes quienes consumían drogas. Y no fue una tarea fácil, recordó Édgar, más conocido como Chango Mandril, y quien pertenece a Familiaire, otro grupo de parkour bogotano. 

“Recogimos llantas y las trajimos a esta zona. Las pintamos con los chicos del barrio, para que fuera nuestro espacio de entrenamiento. Pero durante un mes, todas las mañanas, llegábamos y las encontrábamos botadas o en otros puntos del barrio y como buen equipo, entre todos las recuperábamos”, recordó.

Reconocimiento

Los primeros meses de trabajo de los jóvenes Liberum Iter Parkour La Flora se hicieron con las uñas. Cada uno puso el conocimiento que aprendió. Y no solo incluyeron parkour.

Con un grupo de artistas del barrio comenzaron a hacer comparsas por las calles de Tihuaque o Villa Diana y se creó el taller de teatro con Jéssica Mojica y Santiago González. Además, se incluyó otro deporte: El taekwondo, cuyas clases dieron Diana Pardo y Brandon Zambrano. Este último también realizó con el grupo ecocaminatas por la zona rural de Bogotá y sus alrededores.

Con ese trabajo, se postularon a una de las becas Estímulos de la Secretaría de Cultura, que apoya iniciativas culturales y deportivas como esta, siendo Liberum Iter Parkour La Flora el ganador del primero puesto en la categoría Ciudadanía en Movimiento, con lo que consiguieron fondos para mantener los talleres durante todo el 2017.

MICHAEL CRUZ ROA
EL TIEMPO 
@M_CruzRoa 
miccru@eltiempo.com

http://www.eltiempo.com/bogota/jovenes-les-ensenan-parkour-a-ninos-en-us...



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